viernes, 7 de marzo de 2014

LA MENTE DISPERSA


“La facultad de recuperar voluntariamente, una y otra vez, la atención errante, se halla en la raíz misma del juicio, carácter y voluntad”. (William James).

La mente tiende a descansar, de vez en cuando, de una actividad concentrada. Las preocupaciones emocionales son la modalidad más poderosa de distracción. La verdadera concentración requiere un esfuerzo interno de voluntad y de olvidar cualquier otro pensamiento y exige un esfuerzo de concentración para prestar atención a la tarea requerida en ese momento.






Cuando prestamos una atención plena a nuestros sentidos, nuestro cerebro aquieta su distracción, por defecto. Esta es una de las razones por las que a determinadas personas les gustan los deportes peligrosos, como el alpinismo, porque son situaciones en las que uno tiene que estar totalmente concentrado y esa concentración aporta una sensación de paz y alegría.

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