En
estudios recientes se ha comprobado que el CI (coeficiente intelectual) parece
aportar tan solo el 20 % de los factores determinantes del éxito, lo cual
supone que el 80% depende de otra clase de factores.
Estos
factores son: La capacidad de automotivación, la perseverancia en los
objetivos, a pesar de las posibles frustraciones, el autocontrol de impulsos
para regular nuestros estados de ánimo, la capacidad de empatizar y confiar en
los demás y el modo en que nos enfrentamos a los problemas cada día.
Las
personas que logran controlar sus
sentimientos disfrutan de una situación ventajosa en todos los aspectos de la
vida y asimismo saben interpretar y relacionarse efectivamente con los
sentimientos de los demás. Las personas que han desarrollado adecuadamente las
habilidades emocionales suelen sentirse más satisfechas consigo mismas, son más
eficaces y más capaces de dominar los hábitos mentales que determinan la
productividad y el éxito en cualquier actividad u objetivo.
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